"PIENSAS COMO LOS HOMBRES, NO COMO DIOS"
En esta oportunidad reflexionamos la cita bíblica de Mateo 16,21-27
Jesús ha tomado la firme determinación de ir a Jerusalén a dar testimonio de palabra y de obra que el reino de Dios ha empezado, que es necesario renacer de nuevo, cambiar nuestra forma de pensar y actuar, para empezar a pensar y actuar como Dios. Evidentemente que esta tarea será muy dura, puesto que Jesús hablará a los integrantes del "establishment", es decir a los que ostentaban el poder religioso, social y político: ancianos (aristócratas), sumos sacerdotes y escribas (teólogos juristas).
Es importante saber que estos hombres tenían su propia concepción o idea de Dios, que es totalmente divergente con el Dios que presenta y predica Jesús de Nazaret. El Dios del "establishment", por ejemplo, es un Dios que salva al hombre sí, pero no a todo hombre, sino al hombre que observa la Ley, al que hace votos, sacrificios, al que da limosna. Es decir, se perdona a aquel que de pecador se ha vuelto justo. Frente a este Dios primero están los actos luego la gracia. Quien no realiza esos actos piadosos serán pecadores y, por ende, les alcanzará el juicio, el castigo eterno.
Por el contrario, el Dios del Nazareno es un Dios que salva a todo hombre por gracia, es decir al pecador le es regalado el perdón, basta que acepte el perdón y se convierta ("vete y no vuelvas a pecar" "tus pecados te son perdonados" "hoy mismo estarás en el paraiso"). El perdón que ofrece Dios, es un perdón sin restricciones, solo se pide una fe confiada. Quien ha experimentado el Gran perdón de Dios no debe negar el pequeño perdón a los demás. Frente al Dios de Jesús de Nazaret primero esta la Gracia, luego los actos.
A este Dios de la Gracia es a quien lleva Jesús al centro del poder religioso y "fracasará", puesto que el establishment lo rechazará y preferirá al Dios de la Ley. Allí, en el centro del poder religioso, el Nazareno padecerá el repudio de los representante de Dios, será condenado a muerte, pero triunfará con su Resurrección.
Pero esta nuevo paradigma de entender y comprender a Dios no solo será difícil de aceptar para los representantes del poder religioso, sino también por sus mismos discípulos. Pedro, quien anteriormente había revelado quién es Jesús - "el Mesías, el Hijo de Dios"- ahora actúa como tentador para los planes de Dios, es decir Pedro pasó rápidamente de ser un revelador a ser un tentador.
Vemos entonces cuán frágil puede ser nuestra condición humana cuando estamos movidos por unas ideas meramente humanas. "Piensas como los hombres". ¿Qué pensaban los hombres respecto al Mesías de Dios? Al parecer, en el tiempo de Jesús, había varias tendencias o posturas respecto a cómo debía de ser el Mesías, por ejemplo para un grupo el Mesías tenía que ser guerrero, para liberar a su pueblo de la opresión extranjera; para otro el Mesías tenía que salir dentro de la casta sacerdotal, para otros el Mesías tenía que ser un rey triunfante. Todas estas ideas las tenía también los discípulos de Jesús, es por ello que cuando Pedro escucha que su Maestro va entrar a Jerusalén y que, lejos de triunfar, va a fracasar porque será rechazado y condenado a muerte por el poder religioso lo reprende. Ante las palabras de su Maestro todas sus ideas respecto al Mesías de Dios se le derrumban, se queda sin piso. No era el Mesías que esperaba, es por ello que no acepta que el triunfo definitivo viene con la resurrección.
Para alimentar nuestra vida de fe vale preguntarnos ¿Quién es Jesús para mí? ¿Qué tipo de mesías veo en Jesús? Para no ser un satanás al proyecto de Dios tengo que pensar y actuar como Dios pero ¿Qué acciones hacen que mi fe se convierta en una tentación para los demás? ¿Cómo piensa y actúa Dios? Esta respuesta en particular la obtendremos siguiendo a Jesús el de Nazaret.
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