Una de las experiencias más ricas espiritualmente es la experiencia que tuvieron los tres discípulo en la transfiguración de Jesucristo en el Monte Tabor. En aquel hecho significativo para la comunidad cristiana naciente se revela que el Jesús humano, histórico, es a la vez divino, es Hijo de Dios, amado del Padre.
Este acontecimiento del Tabor nos presenta a los personajes en dos grupos:
a. por un lado tenemos a: Jesús, Pedro, Santiago y Juan.
b. por otro lado tenemos a: Elías y Moisés.
Los del primer grupo suben al monte Tabor guiados y acompañados por Jesús. Es él quien dirige la subida, es el quien acompaña en el cansancio y agotamiento. Los del segundo grupo esperan en el cima del Monte, son personajes importantes de la Historia de la salvación: uno profeta y el otro patriarca. Son ellos quienes conversan con Jesús mientras los tres Apóstoles están un poco separados, pero que contemplan este hecho de una manera admirada.
Todo cristiano tiene que elegir su Monte, su Tabor, para poder tener experiencia con los divino. Es bueno que de vez en cuando nos alejemos del bullicio de la urbe, de los gritos, del tráfico, de nuestras preocupaciones para emprender la subida con Jesús, tener experiencia de Dios acompañado de Jesús y bajar con Jesús a nuestra realidad para transformarla.
"Éste es mi hijo amado: escúchenlo". Es el mandato que nos da el Padre. Preguntémonos ¿qué me quiere decir Jesús hoy? ¿cuál es su mensaje? ¿de Qué me tengo que convertir? ¿qué me impide subir a mi Monte?.
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