martes, 5 de julio de 2016

JESÚS DE NAZARET, EL GRAN MAESTRO


En el Nuevo Testamento se usa el término didáskalos 58 veces, de ellas 48 en los evangelios, prevalentemente aplicado a Jesús; y 95 veces el verbo didáskein, enseñar, dos tercios de ellas en los evangelios, también en este caso prevalentemente aplicado a Jesús. Por tanto Éste es por excelencia el "maestro" de la comunidad cristiana.
En la sinagoga de Nazaret, Jesús presenta su misión: ungido y enviado por el Espíritu, él vino para “anunciar la Buena Nueva a los pobres, para proclamar la liberación de los presos, para restaurar la vista a los ciegos, para dar libertad a los oprimidos y proclamar el año de gracia del Señor” (Lc 4, 18,19). Enviado por Dios Padre, su misión religiosa consiste en que todos tengan vida, y la tengan en plenitud (cf. Jn 10,10).  
Jesús anuncia esta propuesta con palabras y acciones, él vive lo que anuncia y anuncia lo que vive. Encarnada en la vida y en la historia de su pueblo y de su tiempo, esta propuesta marca un itinerario pedagógico. Veamos algunos elementos de este modo como Jesús educa, para provocar una adhesión a su propuesta y un cambio de vida para esta nueva manera de ver y vivir la vida en clave de misericordia:
1.      Ama su oficio
En el tiempo de Jesús había muchos maestros (maestros como Hillel, Shammai o Gamaliel), tal cual como en nuestro tiempo, es decir había verdaderos educadores (cf. Jn 3,10) y, también, falsos educadores. Contra estos últimos Jesús tiene palabras muy duras porque “hablan y no hacen, hipócritas, sepulcros blanqueados” (Lc11, 37; 54).
Jesús de Nazaret no se avergüenza de ser llamado maestro, al contrario lo acepta con mucho orgullo: “Ustedes me llaman maestro y Señor, y dicen bien, porque lo soy” (Jn 13,13). Ama su oficio porque viene de Dios Padre (cf. Jn 3,2) y lo demuestra con hechos concretos:
a.       Jesús era maestro sin aula y sin horario. Enseña en todas partes: en las ciudades, en la sinagoga, en las plazas (cf. Mt 11,1; Lc 13,10; Mt 5,12; Lc 13,26).
b.      Enseña en cualquier momento. Los textos evangélicos nos dicen que enseñaba cada día (Mt 26,25) y de noche (Jn 3, 1-2).
Para compartir
  1. Con las personas con las que me relaciono ¿me siento orgulloso de informarles que soy maestro? ¿Por qué?
  2. Estoy dispuesto a ejercer mi oficio de maestro aunque signifique sacrificar mi tiempo de descanso?
  3. ¿Estoy dispuesto a impartir mis enseñanzas aunque el ambiente sea inhóspito?

2 .    Ama a sus alumnos
Esta cualidad se desprende de la primera. Jesús está siempre dispuesto a sacrificarse por ellos, no actúa como el asalariado que solo le importa que le paguen cada fin de mes. Jesús de Nazaret ama a sus alumnos y lo demuestra de la siguiente manera:
a.       Sacrifica su comodidad y privilegios (Ef 2, 5-7)
b.      Sacrifica hasta su vida (Jn 15, 13)
c.       Se relaciona con sus alumnos de manera grupal y personalizada (Mc 9,31; Jn 20, 27)
d.      Dedica su tiempo a las necesidades de cada uno de ellos (Mt 8,14)
e.       Jesús de Nazaret es accesible. Es discreto y está disponible para responder las inquietudes de los alumnos (Mc 9, 32-33; 29)
 Para compartir
  1. 1 ¿Procuro dedicar algún tiempo de la clase a dar enseñanza personalizada a mis estudiantes?
  2. 2Cuando me entero de una necesidad familiar o personal de alguno de mis estudiantes ¿me preocupo por ayudarle de alguna manera?
  3. 3 ¿De qué manera derribo la barrera de comunicación con mis estudiantes?
  4. 4 ¿Los estudiantes tienen la confianza de acercarse y preguntar cuando tienen dudas?

3.      Enseña con claridad.
Jesús tiene un estilo de enseñar muy particular. Sabe tocar el corazón y la mente de las gentes. Quiere llegar hasta las gentes más sencillas e ignorantes del pueblo y, lo hace con una pedagogía capaz de revelar los secretos de la misericordia de Dios, con claridad por medio de la realidad conocida. Es una enseñanza para la vida.
a.       Enseña verdades desconocidas por medio de la realidad conocida (Mt 15, 17-20; Lc 15, 11-32)
b.      Usa todos los recurso y métodos posibles: preguntas y respuestas (Jn 1, 38); diálogo (Jn 4); conferencia (Mt 5-7); historias y parábolas (Lc 10, 25-37)
c.       Muestra a sus alumnos cómo aplicar lo que les está enseñando (Lc 10, 36-37)
Para compartir 


1.        ¿Me familiarizo con el lenguaje de los estudiantes?
2.        ¿Qué estilos de enseñanza utilizo? Y ¿qué estilos de aprendizaje tienen mis estudiantes?
3.        ¿Qué métodos y recursos de enseñanza utilizo para enriquecer mi clase?
4.        ¿Qué recursos disponibles utilizo para mi enseñanza?
5.        ¿Cómo aplican en su vida mis estudiantes lo aprendido en clase? 

4.      Enseña con autoridad.
Marcos (1,22) lo dice con frase incisiva: «Les enseñaba como quien tiene autoridad, no como los letrados». La gente sabe que Jesús no es un maestro de la ley. No ha estudiado con ningún maestro famoso. No procede de ningún grupo dedicado a interpretar las Escrituras, sin embargo habla con autoridad, es decir con verdad y misericordia. Tiene su propio lenguaje y su propio mensaje.
a.       Jesús conoce lo que enseña, por eso demuestra que tiene domino en los temas ( Mt 7, 28-29; Lc 4, 31-32)
b.      Enseña con la palabra y con el ejemplo (Jn 13, 15)
c.       Transmite entusiasmo, no es aburrido para los alumnos (Jn 7, 45-46)
d. No tiene miedo de derribar mitos y tradiciones que no dan vida, por eso presenta ideas revolucionarias y desafía a la tradición vigente (Mt 5, 27-28; 56-48)
Para compartir: 
1.        ¿De qué manera me documento y repaso mis conocimientos?
2.     ¿Cómo transmito entusiasmo a mis estudiantes? ¿después de una de mis clases mis estudiantes afirmaría que les he transmitido entusiasmo?
3.        ¿Estoy abierto a nuevas ideas y descubrimientos relacionados con la materia que enseño?

5.      Enseña con responsabilidad
Jesús quiere llegar hasta las gentes más sencillas e ignorantes. Por eso emplea también refranes conocidos por todos. Al pueblo siempre le gustan esos dichos de autor desconocido donde se recoge la experiencia de generaciones. No son dichos originales de Jesús, pero él los utiliza de manera original para enseñar a entrar en el reino de Dios y su misericordia. De su boca salen sentencias directas y precisas que las asume con responsabilidad.
Queda claro que Jesús siempre ejercía influencia positiva a sus alumnos. Del mismo modo él se hace responsable de sus palabras, de una manera mansa y humilde, tal como lo encontramos en los textos:
a.       Era consciente de la influencia que tenía sobre sus alumnos (Jn 2,11)
b.      Usaba su influencia para inculcar valores positivos (Jn 13, 35)
c.       Como buen maestro asumía las consecuencias de sus palabras (Jn 18, 20-21)
d.      Su responsabilidad la ejercía con humildad y mansedumbre (Mt 11, 29)
Para compartir
1.        ¿Cómo ejerzo influencia en el carácter y en la forma de ver la vida en mis estudiantes?
2.        ¿Qué valores positivos transmito a mis estudiantes?
3.        Mis palabras y mis actos en el salón de clase ¿reflejan mi verdadera personalidad pública y privada?
4.        Frente a los conflictos que se presentan con algún estudiante ¿reacciono mansamente?  

6.      Transforma vidas con su enseñanza
Con lenguaje extraído de la sabiduría popular, Jesús deja entrever de manera inconfundible su propósito. No quiere enseñar a caminar por el «camino ancho», transitado por mucha gente, pero que conduce al pueblo a su perdición. Él desea mostrar un camino diferente; son pocos todavía los que entran por él, pues resulta más «angosto», pero es el camino que conduce a la vida, a la misericordia (Lc 13, 24; Mt 7, 13-14)
Tampoco pretende echar un remiendo de tela nueva a un vestido viejo, pues el rasgón puede ser mayor; ni introducir vino nuevo en odres viejos, pues se podría echar a perder todo, vino y odres (Mc 2, 21-22). La misericordia de Dios exige una respuesta nueva capaz de transformarlo todo de raíz. « ¡A vino nuevo, odres nuevos!».
Dios está ofreciendo su amor compasivo y misericordioso a todos, sin mirar los méritos y desméritos de nadie. La preocupación de Jesús es otra: ¿cómo responder al Padre, que está ya actuando? ¿Cómo vivir ahora bajo la compasión de Dios?
a.       Jesús establece metas desafiantes a su estudiantes (Mt 10,8)
b.      Jesús utiliza gestos y palabras para mover al cambio de vida (Jn 8, 7-11)
c.       Jesús prepara para la vida eterna (Jn 5,24; 17,3)
Para compartir
1.        ¿De qué manera promuevo las vocaciones y talentos de mis estudiantes?
2.        ¿Qué estrategias utilizo para desafiar la inteligencia y creatividad de mis estudiantes?
3.        ¿Me intereso por la vida espiritual de mis alumnos de cara a la vida eterna? 
7.      Forma otros maestros de misericordia.
Jesús, como gran maestro de la misericordia, capacita a sus alumnos para que ellos también enseñen con la palabra y el ejemplo la misericordia de Dios sobre los hombres.
a.       Delega el poder de la misericordia (Lc 9, 1-2)
b.      Corrige los errores con misericordia (Lc 10,1.17-20)
c.       Celebra los logros (Lc 10, 21)
d.      Capacita y establece las acciones que realizaran los nuevos maestros (Mt 28, 18-20)
Para compartir
1.        ¿En mi clase le doy oportunidades a quien posee talentos para la enseñanza? Si la respuesta es positiva ¿de qué manera doy oportunidades?
2.        ¿Qué cualidades quiero que tengan los docentes que me van a relevar en el servicio de la enseñanza aprendizaje?
En definitiva, Jesús de Nazaret fue un maestro de sabiduría, que ofreció su enseñanza al pueblo llano, muchas veces mal guiado por los maestros de la Ley en servicio del poder religioso. Jesucristo, el verdadero rostro de la misericordia del Padre quiso abrirles los ojos, para que pudieran descubrir el misterio de Dios que se revela como rehem, hannun, hesed, ´emunah.
Desde la docencia se puede vivir y realizar la misericordia de Dios, fundamentalmente a través de: enseñar al que no sabe, dar buen consejo al que lo necesita; corregir al que yerra. 

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